Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Con una maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en un tapiz https://nikolasmtqz119684.blogacep.com/44035392/qué-declaró-zidane-después-del-cabezazo